martes, 25 de marzo de 2008

EL AMOR Y SUFRIR

El amor y sufrir. Michel Jiménez Bueno. Grupo: 1v CTC


La vida no es el número de veces que se respira, si no los momentos que te quitan el aliento.
El hombre siempre ha buscado un estado de satisfacción, de plenitud. Todo lo que hace a lo largo de su existencia tiene un solo y único objetivo: ser feliz. Un gran pilar que constituye tan anhelada y auténtica felicidad es el amor, el cual es la entrega de uno mismo a los demás, sentirse tan atraído por el otro que sólo se desee su felicidad. Eso es amar: entregarse libre y mutuamente. Pero el arte de amar no es “color de rosa” del todo, existe el sufrimiento que de una u otra forma condiciona aquella plenitud. Este sufrimiento que no se expresa de forma corporal localizada y definida, sino que es global y difusa. Tiene un sentido de trascendencia y profundidad psíquica, se caracteriza por una sensación de carencia, vacío o ausencia. Vivencialmente el sufrimiento es carencia.

Por ello surge un gran interrogante: ¿será necesario sufrir para amar? Llamarse hombre o mujer y no aceptar que el amor es la fuente de la vida es simplemente no serlo. El corazón humano fue creado para amar, pero es tan oscilante que un día, en júbilo se remonta a las nubes, y otro día herido, desciende a los abismos; En consecuencia, se asume que el amor y el sufrimiento aunque son dos conceptos diferentes van de la mano, a tal punto que podría afirmarse que el camino hacia el amor verdadero debe estar necesariamente empedrado por obstáculos.

Una de las bendiciones que posee el ser humano es la estado de satisfacción. El amor es en esencia una unión con el amado despojada de toda sombra de egocentrismo. Pues sólo superando el ego podemos ingresar al ámbito del amor. Esto significa contemplar lo amado como un ser distinto de nosotros, como un ser autónomo y diferente. El amor es la palanca de la vida del hombre, pues es inconcebible la existencia sin amor. Claro, es necesario saber que aquel amor comienza de sí mismo, es decir el hombre no está en la capacidad de querer a los demás sin quererse a sí mismo, no puede hacer feliz a nadie si no es feliz consigo mismo, y entonces podrá entender la razón por la cual Jesús dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”

El amor es estar feliz por la otra persona, compartir buenos y malos momentos ser honesto tanto con el - ella como consigo mismo, es escuchar, decir y respetar...Un entendimiento tan completo que es posible sentirse parte de la otra persona, aceptándola tal y como es. El amor puede ser la furia de la tormenta y la calma del arco iris.

No es posible amar verdaderamente sin sacrificar una parte de la libertad que se posee a favor del otro.

Una razón que quizá hay contribuido con la relación que pudiese existir entre el amor y el sufrimiento, se vincula tal vez con un mito griego que antecede al mito contemporáneo de La Media Naranja. En la mitología griega existía un ser llamado andrógino, el cual estuvo compuesto por órganos reproductores femeninos al igual que los masculinos. Aquella pluralidad de sexos genera un gran poder a este ser, razón por la cual el dios (1”…Zeus decidió dividirlos. Desde entonces, las mitades separadas andan en busca de su mitad complementaria”) la moraleja de este mito es que en la vida el ser humano tiene una mitad en algún lugar, “un amor de la vida”, un único ser en la humanidad que pudiese completar al otro. Sin embargo en esa ansiosa búsqueda el hombre se tropezará una y otra vez (sufrirá) hasta por fin encuentre a su amado.
Los grandes triunfos logrados por todo hombre o mujer podrían estar relacionados por un volcán en erupción, con resultados positivos y negativos. Una erupción positiva y satisfactoria cuando se expande en obras de amor; erupción negativa y destructora cuando irrumpe violentamente debido al desamor, sufrimiento u odio. Debido a esto, se puede concluir que el amor y el sufrimiento a pesar de ser diferentes e incluso opuestos, están estrechamente relacionados. Por ende, generalmente ES NECESARIO SUFRIR PARA AMAR.1
1 PAZ Octavio. La llama doble Ed. Sax Barral, México 2005
Pág. 41
Me haces falta

Mi voz se quiebra, mi aliento se derrumba, mis ganas se templan, mi deseo se frustra, mi amor carece, mi querer perece, mi alma se adormece, me haces falta, me haces falta.

Eres banquete espiritual de mi voz, sencillez de mi alucine, eje de mi moviendo, deseosa mujer, no te vallas.

Aliento, que poco a poco se desvanece por la falta de agua, presencia de tu ausencia, deléitame con tu regreso, magia devoradora de sueños, ya no te veo, no te pierdas, me estas matando, me estas perdiendo.

Mis ganas te dicen no, mi mente te dice si, fuerza aguanta, el echo de que no este, porque la amo tanto que mi llanto ya no puedo contener.

Deseo mil noches cerca de ti, deseos de mil lunas en tus brazos, deseos de años luz en tu imaginación, en tu pecho, en tu vientre en tu corazón, deseo tu amor y un infinito a tu lado.

Aunque carece de virtud, mi bella Briseida, prometo siempre en lo oscuro de tus ojos, en el reflejo de tu alma y en el panteón de tu boca, reencarnar como la buena ave fénix, que entre las cenizas sigue con vida, solo para ti.

Dios inexplicable, dios adormecíente, permite que este a su lado, que mi amor no se vuelva desamor, porque te juro que me hace falta.


EL SUAVE LICOR.

EL SUAVE LICOR.

Quiero tocar tu rostro, sintiéndome en la aromática vecindad de tus hombros y en la limpia fragancia de tus brazos.

Quiero besar tus labios, sentir tu inocencia de una clásica finura de dulce paz que elocuente de amor, levanta un vaso de suspiros y una invitación al llanto.

Pido el cristal, pido las notas llanas, para invocarte, oh ternura, radiosa esperanza, banquete espiritual, fragancia de tu cuerpo deseado, ¡déjame tocarte!

Amor de amores, salmos feroces, para que mi voto sea que vivas dentro de una virginidad perenne y delisiosa.

Quiero recorrer toda tu alma paso a paso, contemplando espacio por espacio, universo del universo, dejándome sentir lo suave de tu piel.

Tú que eres locura de arte firme, de la figura placentera, que desnuda quedas, insaciable de la belleza eterna, llena de virtudes.

Déjame sentir tu deseo, cómeme, disfruta mi cuerpo, que yo arrancare de tu piel la flor provinciana.

Ostentas reflejos siderales en tu pecho y me haces esclavo de tu hechizo, de tu cálido jugo de mujer.

Desnúdame, tócame una y otra vez, hasta dejarme idiotizado con la magia de tus ojos y el ocaso azul del cielo, donde se encuentra tu misterio que indiscutiblemente quiero descubrir.

Ahógame, en la madrugada de tu cama, para que en tu mar de rosas cobijes a la humilde penetración de tu vientre y en ensueño permíteme rezarte, dándome así el espacio para que seas mía por completo.

Y ya centrados en el fuego que arde en dimensión, para así quedar rendido, quiero besar tus senos, y lo más bajo de tu monte de Venus, organizando así el orgasmo, para probar el suave licor que embriaga a mi corazón y lo saca de la penumbra del balbucir.

Inercia, ilusión cotidiana, penados corazones, dicha y luto de un limbo sentimental, niebla de pésame, así te imploro, déjame besar tu cara, tus labios, tus pechos, tu alma y desmayado siempre, amanezca junto a ti.

Te amo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

DEFIENDEME


Te soñé, encerrada en un beso eterno, inspirada en la oscuridad fallida, de un amor temprano, que llegó de mil fantasías alucinantes, caviladas por una mente ingenua, creyente de esperanza, de placer, esperando algún día regresaras tiempo atrás, dónde pensábamos en jugar con el destino, tomándola como una pelota de básquetbol, encestando, acertando y que la mayor puntuación cuenta, derribando o esquivando al rival.


Pensando siempre en porque es tan difícil vivir, solo es eso, ¡vivir!, dejándose llevar por el corazón, sintiendo que una vida junto a ti sería demasiado corta, pero no fue así, apareció un destello de luz, haciendo parpadear mis ojos, segundos perdidos.


Olvide mirar, oír, sentir, escuchar, perdí noción del tiempo, de ubicación, ni la misma brújula me hubiese sacado de aquel instante de dolor.


Empecé a necesitarte de nuevo, como no tienes idea, te busqué en todas partes, pero ni rastro de ti, no dejaste huella al marcharte, implore a un dios inexistente, no cubrió mis expectativas deseadas, e hizo mas confuso mi mal entendimiento, ¡Te extrañe tanto!, insistente en saber si me amas o si olvidaste la noche que me diste y el momento que con besos construiste, donde nuestras almas e quemaban en placer y nuestros corazones eran uno, porque no se les cuestiono, se les dejo querer, aunque no enajenados por palabras mediocres, insipientes de madurez y verdad.


¡Suplicò!, ¡ruego! Nunca me olvides y no hagas de mi corazón-espíritu un cementerio, ni de mi mente un manicomio de dolor, donde los sueños pierden la razón.


¡Defiéndeme!, ¡Ayúdame a no tener miedo!, a vivir sin pena, en donde mis mascara como la tuya se incineren y así destapar el paso de aquella nube que no nos deja ver, de esas rocas en la playa que nos ocultan de la gente, del cielo y la realidad, para buscar una esperanza que ha estado aguardando tu llegada.


¡Sal de ahí por favor! Ya no quiero estar sólo, demuéstrame que puedes llegar y sorprenderme con un beso, una caricia.


¡Di que existo!, tómame de la mano y sácame de esta terrible oscuridad, que me deprime hasta quedar hundido en un pozo de deseos frustrados, ¡Ayúdame!
¡No!... ¿Solo te soñé?

martes, 19 de febrero de 2008

Al tiempo

Al tiempo.

Detente minuto, congélate segundo, muere hora maldita, día quédate ahí, lléname de paciencia, no de un sedentarismo incierto, hostigoso, con insomnio y desgane.

Prívame de la no libertad y arrástrame con locura en los llanos de tu palidez, que a oscuras de éxtasis, quedas plasmada en cada parte de mi alma y cada espacio de mí ser.

Transmútame como un florecimiento que se vuelve cosecha, no como un ardor que desplaza, lo insensato de la pureza y que por gota a gota anuncia la llegada del nuevo amanecer, que aún amarrado al crepúsculo de la noche, se cohíbe y deprime su visión al pasado.

Aunque se prohíbe de enseñanza de la vieja usanza, pero no fatiga la incierta de un incierto, que asesino de roles y justificaciones, se queda atorada en anticuadas fabulas, que buscan derrocar al imperio conquistado.

¿Otra vez tú?, apágate minuto, segundo, ¿Qué haces?, déjame pensar ahora, no seas caprichosa, avanza sin ver atrás, no dependas de la casualidad y del momento, mejor aprende de la realidad que te sustento.

Porqué hoy tu pregón embustero, que oía y desoía, se ha quedado estúpido e incrédulo y en su tarde fugaz, ha llegado el otoño.

Besar de ganas tuviera, tocarse veneno seria, casta desvalidada, añorada por el noviazgo, que hace de su vida la más corta.

Espera, no te vayas, cautívame, sedúceme, hazme ver que me encuentro en la luna flotando, viendo transcurrir el tiempo.

Ya no quiero pensar en lo que me hizo daño, ni explicar la existencia del no, necesito saber de mi, cierra la puerta y déjame tocar, para ver mi rostro de nuevo.

yo

Yo

Si el supiera que su recuerdo lo acaricia como el viento, que el corazón se le ha quedado sin palabras, para decirle que están grande lo que siento.

Sueña con un despertar temprano, inspirado por la pasión desesperada de un corazón casi apagado, se estremece cuando escucha dolor matutino por sus compatriotas, esperando este sea disuadido por el viento.

Aprende a adaptarse, a caminar paso a paso y no precipitarse a correr.

Sele ah visto volar con otras personas, vaciando hasta la última gota de confianza, aunque la vez que se le critique, es dador de alegría, la esparce sin rumbo, ofrece estabilidad, aun así que de vez en cuando no se le crea, por un paso absurdo, irónico, sarcástico y oscuro, donde aprendió a jugar a ser mayor siendo niño y ahora que es mayor quiere ser pequeño.

Saben, lo definiría como una persona, que ah experimentado todo tipo de situaciones, es fuerte, dedicado, vanidoso, el jamás se niega darle la mano al necesitado, porque el menciona en varias ocasiones todos necesitamos de alguien.

Lucha por lo que quiere, no se aferra, siempre dice algo que a muchos se les hace estúpido o se les olvida por miedo a perder, el que no arriesga no gana y el que no gana es por pendejo.

Pero a pesar de todo, se quiere, se cuida, hace demasiado ejercicio, se respeta y por el solo hecho de ser así, vivirá toda una vida para amar y ser amado.

El crepùsculo del amanecer

El crepúsculo del amanecer.

Acaban de sonar las 12 campanadas de la media noche. Hay un ambiente desolado, triste, a lo lejos se aprecia la siluetea de un hombre que aparenta tener entre los 50 o 55 años, elegante, traje negro, reluce con los oscuro del cuarto.

Junto a el, una cama y en ella una mujer recostada, embelleciendo la palidez de la recamara, ¡hay mucha soledad!

Siento tanto el temor vano de no avisar que llegaría, perdona si te hice esperar tanto, te juro que yo quería llegar temprano, pero, me detuvieron tantas cosas, antes de seguir hablando no quiero que llores, que grites, como las demás noches, solo escucha un momento mi amor, un instante tan solo pido, pero que capte toda tu atención.

Sabes quiero agradecer, por todo lo que me diste, momentos ¡bellos!, ¡de amargura! Y ¡locura!, tu eres lo máximo para mi, hoy, estoy dispuesto a pasar toda una noche contigo corazón, como nunca lo había echo por falta de tiempo, por mis borracheras, por trabajo, puedo utilizar mil pretextos, pero bueno eso ya no importa ya me vez aquí sentado a las 12 de la noche, contándote cosas que quise decirte desde hace tiempo.

No te vallas a enojar conmigo, por no poderte tocar, quisiera hacerlo, hay algo que me detiene y no me deja ver, ¡dios!, ¿Por qué a mí?

Hoy esta noche, quiero que sepas, que siempre estaré junto a ti, que a pezar de que ya no me encuentro a tu lado, deseo que seas feliz, que busques un reencuentro de satisfacción al alma, olvídate de las penas que te hice pasar, porque ahora comprendo que te hice mucho daño, fui un completo barbajan.

Duerme, que me encanta ver tu silueta, brillante, con la calma que siempre sueles tener, que presumes controlar, descansa que yo estaré para protegerte toda una vida, mas bien dicho una eternidad, la noche se acaba mi silueta desaparecerá, y antes de que me valla en tu frente resaltara el beso enamorado, mi caricia desgarradora.

Permíteme esta noche arrullarte con mi canto suave hacia tu oído, esta será la última vez, y ¿sabes porqué?, pues porque muerto estoy ya.